LA PERSPECTIVA.

Existe una gran diferencia al mirar al objeto desde arriba, desde abajo o desde el frente. Todo depende de cómo coloquemos la cámara con relación al objeto. 
La posición del horizonte dentro del encuadre exige mucha consideración a la hora de sacar una fotografía, sobre todo en los paisajes y, cuanto menos movimiento tiene una escena, más importancia adquiere.
No existen reglas rígidas sobre dónde hay que dividir el encuadre: todo depende de la parte de la escena que se quiere destacar. 

La regla de los tercios. Es un método seguro pero previsible que consiste en colocar el horizonte sobre uno de los tercios; un tercio de tierra y dos tercios o un tercio de cielo y dos tercios de tierra.


En el medio. Un horizonte central amenaza con dividir la escena en dos zonas de igual importancia en las que ninguna domina. Esto tiende a crear una imagen inmóvil en la que el ojo no sabe dónde fijarse. Sin embargo, es aceptable emplear esta técnica para fotos que exigen una simetría total, como pueden ser las fotografías de reflejos en el agua.


Un horizonte alto. El ojo asume que la zona más grande de una fotografía es la más significativa. Si el interés de una fotografía está centrado en la tierra, y no en el cielo, debemos colocar el horizonte alto. Cuando la mayor parte de una imagen se llena de tierra se transmite una sensación de mayor profundidad debido a la diferencia de escalas entre objetos del fondo y del primer plano.


Un horizonte bajo. Un cielo lleno de interesantes formaciones nubosas, o de colores insólitos, permiten convertirlo en el objeto de la imagen al colocar el horizonte bajo en el encuadre.  Un horizonte bajo resulta también útil para eliminar un primer plano aburrido que distrae o que tiene poca importancia en la fotografía.



Eliminar el horizonte. También se pueden conseguir buenas fotografías sin la presencia del horizonte, sobre todo cuando el color o el diseño son el objeto de la imagen. Las imágenes que carecen de horizonte quedan planas y en dos dimensiones, así que cualquier objeto dentro de la escena, por ejemplo un árbol aislado, destaca.