PRECISIÓN. “Una imagen vale más que mil palabras”. Los textos publicitarios generalmente son acompañados con imágenes ya que estas resumen el mensaje y lo hacen más preciso.
GRAN DIFUSIÓN. Su flexibilidad permite que sea difundida en diversos canales, tanto analógicos como digitales: periódicos, revistas, vallas, Internet, televisión... Incluso la misma imagen puede ser utilizada en diferentes medios.
IMPACTO. Una buena imagen publicitaria no pasa desapercibida, impactando en los posibles compradores y clientes.
CONFIANZA. Las personas que no confían en algo fácilmente suelen decir: “ver para creer”. La imagen publicitaria permite conectar con los consumidores más desconfiados.
ORIGINALIDAD. A la gente no le gusta ver más de lo mismo en los anuncios publicitarios, sino que busca lo diferente y es justo eso lo que permitirá que se sienta atraída por él y decida verlo o escucharlo, según sea el caso.
SENCILLEZ. En cualquier anuncio debe prevalecer lo simple y sencillo. Ciertamente, habrá personas que se inclinen más por lo abstracto, pero la mayor parte del público prefiere lo fácil, lo directo. Por ello, busca siempre brindar información concisa y clara sobre el producto o servicio que quieres dar a conocer. Evita dar muchas vueltas.
CREDIBILIDAD. Un anuncio publicitario tiene que ser creíble para tener posibilidades de vender. Inclinarse por la exageración puede provocar que nuestro público dude, lo que podría hacer que se aleje y perdamos a clientes potenciales solo por no haber elegido bien los componentes de nuestro anuncio publicitario.
CONSTANCIA. Los anuncios publicitarios, ya sea en medio electrónicos o en medios impresos, deben repetir información valiosa sobre el producto o servicio con el fin de que esta permanezca en la mente de quien lo ve o escucha. Esta característica debe estar presente, pero debes tener cuidado al hacer uso de ella, pues podría resultar contraproducente y terminar cansando al consumidor.